A pesar de cierto vacío legal en torno a las carretillas elevadoras, PEMP, etc, existe una normativa que regula su actuación en el ámbito laboral. Además de una correcta interpretación y seguimiento de la misma, los operadores de maquinaria tendríamos que entender, que en la mayoría de las ocasiones bastaría con aplicar un poco de sentido común para evitar una buena parte de los accidentes e incidentes que se producen. Es necesario concienciarnos de que el conocimiento a través de la formación, nos lleva a la experiencia y esta acaba desterrando de nuestros hábitos las malas prácticas laborales y cualquier conato de imprudencia, la peor aliada en nuestro trabajo.

Jesús Presa

Formador Certificado AENOR 01/009 Maquinaria Elevación NORMA UNE 58.451

Certificado de profesionalidad como Formador Ocupacional RD 1646/1997 con clave de registro 12/11/00007670/SSCF10

Formación y perfil profesional en cumplimiento del apartado 4.4 UNE 58.923 Requisitos de Instructor.

http://www.infolancer.net/freelance/Jesus_Presa_Vaqueiro/de6lww7i6uqz09zb1la

El actuar con sentido común según el momento es la mejor sabiduría y la mejor filosofía.

Horace Walpole

lunes, 1 de octubre de 2012

LABORIZACION DEL VICIO. NORMALIZAR LA TEMERIDAD DE UN HABITO.


Si desde esta tribuna decimos que en algunos procesos de producción pertenecientes a Multinacionales o Empresas con una impecable imagen corporativa, los viernes en los turnos de noche, se celebran “botellones”, más de uno podría pensar: A este bloguero se le ha ido la cabeza; y lo cierto es que cualquiera que piense de esta guisa demuestra tener buen juicio porque la idea por insensata no parece creíble. Sin embargo la realidad, que supera siempre a la ficción, nos dice lo contrario. Quien firmará a su termino esta reflexión, ha sido testigo pasivo de estas situaciones en las que apurando un poco la jornada y dilatando otro poco el tiempo de bocadillo, se podía llevar a cabo dicha celebración. Esto, que podría ser una anécdota, adopta sin embargo una lectura más profunda que tiene mucho que ver con la inquietante presencia de las drogas (incluimos el alcohol) dentro de la Empresa. Existe una anormal permisividad dentro del colectivo laboral -excluimos órganos de decisión de la Empresa-ante este tipo de situaciones. El grupo de trabajo no recrimina al compañero ebrio, al que se trae el cannabis prefabricado de casa (liado), al que esnifa cocaína en el baño o a veces entre estanterías o dinamicos. El encargado en muchas ocasiones ve para otro lado aunque conoce perfectamente el perfil de todos los que trabajan bajo su supervisión porque la comunicación de tales actitudes y hechos, a tenor del artículo 62 del Código Sustantivo del Trabajo, significaría el despido de esa persona. Son numerosos los casos en los que la actitud negligente de un trabajador que consume poniendo en peligro su integridad y la de los que le rodean, es vox populi en la planta de producción y un velado secreto para los departamentos de recursos humanos y de PRL. Cuando con estas circunstancias concurren otras como la presencia o manejo de maquinaria, el binomio es potencialmente peligroso. Es absolutamente necesario un cambio en la mentalidad laboral y que nos impongamos una ferrea labor de conciencia en la direccion de erradicar y condenar sin paliativos la presencia de drogas en el ambito laboral.  Recuerdo que tras una temporada en Suiza y de regreso a España, durante algunos días me pareció irritante la costumbre de tirar papeles y colillas al suelo. Al cabo de algunos meses deje de censurar esas actitudes. Tenemos esa capacidad de acostumbrarnos a lo bueno y a lo malo. Explotemos la primera.

 

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